Qué mejor que prevenir los problemas antes que remediarlos. Lo conveniente es poner atención a una serie de recomendaciones simples para procurar que el calzado no adquiera mal olor y que las medidas que te hemos contado incluso no sean necesarias:
· Lavarse los pies con frecuencia y secarlos bien, sobre todo en los resquicios entre los dedos. Es allí donde tiende a acumularse la humedad y, por lo tanto, el surgimiento de mal olor.
· No usar el mismo calzado todos los días, en particular si se debe emplear durante muchas horas cada jornada.
· Cambiar de calzado al llegar a casa, y airear los zapatos o zapatillas que se usaron en la calle en un sitio fresco y abierto.
· Usar calcetines de algodón u otras telas naturales, que absorban la humedad de los pies, y evitar los de nailon y otros materiales sintéticos.
· Evitar el uso de zapatos sin calcetines, sobre todo las personas con gran sudoración en los pies o propensas a tener mal olor en esa parte de su cuerpo. Si no se utilizan calcetines, el sudor y el mal olor entran en contacto directo con las superficies internas del calzado.
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